La importancia de las fachadas en tus construcciones.
La primera impresión es lo que cuenta, y esto no solo aplica para las personas, también es sumamente importante para las construcciones. Las fachadas son lo primero que percibimos al acercarnos a un edificio, muchas veces es el único recurso disponible para darle carácter a una construcción, y por eso, suelen ser objeto de un cuidado especial en el diseño arquitectónico.
Por ejemplo, las fachadas de los negocios deben ser trabajadas con especial cuidado, ya que el exterior debe ser la traducción de lo que podremos encontrar en el interior, nadie compra lo que no ve, así que si tu local no es atractivo por fuera, es poco probable que los clientes se animen a entrar.
Tableros de yeso para fachadas
Los tableros de yeso para exteriores marca USG Securock® están cubiertos por ambas caras por una capa de fibra de vidrio, lo cual les permite ser resistentes a la intemperie, al agua y al moho.
Puede ser expuesto a la intemperie bajo condiciones climáticas como rayos UV, lluvia, viento y nieve. Siempre y cuando se cumpla con las especificaciones de instalación del sistema EIFS, lo que lo hace ideal para construir fachadas sin limitaciones en su diseño.
El día de hoy te invitamos a admirar las fachadas de cinco de los más bellos edificios del Centro Histórico de la Ciudad de México. Que si bien no fueron construidos con Securock®, dado que son bastante más antiguos, no dejan de recordarnos la importancia de una fachada imponente.
Palacio de Bellas Artes
Fachada del Palacio de Bellas Artes.
Esta magnífica construcción de triple cúpula, elaborada en mármol blanco traído de Italia y de varias regiones de México.
Fue mandado a construir por el presidente Porfirio Díaz, con motivo del centenario de la Independencia con la idea de albergar al Teatro Nacional.
El proyecto, a cargo del arquitecto Adamo Boari, debía asemejarse a las espléndidas óperas europeas.
Boari diseñó la fachada inspirándose en los estilos que estaban de moda en Europa y Estados Unidos, retomando elementos arquitectónicos del Romanticismo. El Neoclásico, Art Decó y Art Nouveau, por lo que Bellas Artes se convirtió en una construcción ecléctica.
Cuyo exterior se distingue por sus líneas onduladas y asimétricas entre las que resaltan esculturas y relieves que nos recuerdan a las figuras clásicas. Sin dejar de lado los elementos más “mexicanizados” de la decoración. Mismo que incluyen figuras prehispánicas como cabezas de jaguar, guerreros águila, coyotes y serpientes, parecidos a los utilizados en el arte mexica.
Palacio Postal
Fachada del Palacio Postal.
En contraesquina del Palacio de Bellas Artes encontramos esta magnífica construcción de estilo ecléctico. Su constitución y ornamentación son más discretas que las de su vecino, pero también es una obra del arquitecto italiano Adamo Boari y del ingeniero mexicano Gonzálo Garita Frontera. Quien para la cimentación ocupó la novedosa técnica tipo “Chicago“, consistente en una losa de concreto corrida con espesor promedio de 70 cms y una estructura de viguetas de acero con un peralte de 21 pulgadas en ambos sentidos.
Este edificio fue sumamente novedoso para su época, consta de cuatro niveles y de todos los avances de aquellos tiempos. Entre los que destacan sus patios con elevador – uno de los primeros de la Ciudad de México – .
La fachada, hecha en cantera blanca de Pachuca, refleja una armoniosa fusión de estilos arquitectónicos, como el Gótico y el Plateresco Español con elementos Art Nouveau. Al observarla detalladamente, descubrimos decenas de ventanales. Algunos decorados con leones alados o querubines y fantásticas figuras de gárgolas y dragones y 15 faroles florentinos. En una de sus esquinas encontramos también un exquisito reloj, hecho en Alemania.
Museo Nacional de Arte (MUNAL)
Fachada del Museo Nacional de Arte.
En la bellísima Plaza Tolsá encontramos este hermoso edificio que ocupa desde 1982 las instalaciones de lo que fuera el Antiguo Palacio de Comunicaciones. Esta obra fue encargada por Porfirio Díaz a otro arquitecto italiano, Silvio Contri, quien la terminó en 1911.
El MUNAL está conformado por cuatro fachadas espectaculares de estilo modernista que combinan corrientes arquitectónicas como el Gótico y el Clásico. La portada, cubierta por cantera tlaxcalteca de San Martín Xaltocan, cuenta con puertas de acceso laterales decoradas con el águila y la serpiente parada sobre el nopal.
Casa de los Azulejos
Fachada de la Casa de los Azulejos.
El Antiguo Palacio de los Condes de Orizaba es ahora la famosa Casa de los Azulejos y es una de las fachadas más reconocidas en la Ciudad de México. La construcción de este palacio inició en 1793, gracias a la unión matrimonial de Graciana Suárez Peredo con el Segundo Conde del Valle de Orizaba. Lo que permitió que se unieran las casas de estas dos adineradas familias criollas.
Esta construcción destaca por la bella cerámica vidriada de su portada, realizada con talavera poblana. El resultado es tan hermoso, que se dice que cuando estaba recién edificada. Miles de personas pasaban a diario sólo para admirarla y hoy, más de 200 años después, continua siendo un sitio de visita obligada en la capital mexicana.
Octavio Paz describió esta magnífica fachada como “un verdadero striptease arquitectónico”.
Cámara de Diputados
Fachada de la Antigua Sede de la Cámara de Diputados.
La fachada clasicista de la antigua sede de la Cámara de Diputados es una de las joyas mejor guardadas en la Ciudad de México. Esta obra remata en pan-coupé y es una mezcla de estilos Neoclásicos y Clásicos con elementos del Barroco Francés.
En un principio, este edificio fue utilizado como teatro, pero tras un incendio en Palacio Nacional, se decidió adecuar sus instalaciones para reubicar a los Diputados.
Los encargados de la reedificación y conversión de este edificio fue el arquitecto Mauricio de María y Campos. Mismo que remetió la fachada y dejó tres arcos de acceso en vez de los cinco originales concluidas en arcos de medio punto. Lo que recuerda a los palacios legislativos grecorromanos.
Para darle una mayor jerarquía, agregó una escalinata que culmina en seis columnas con capitel jónico y coronó la portada con un frontón que muestra un interesante grupo escultórico. También revistió los muros con “almohadillados”.
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